martes, 21 de agosto de 2007

MULTIUNIVERSOS

“Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”, desde que se pronunció por primera vez esta frase, se ha pronunciado y escrito miles de millones de veces, pero quizás, como suele suceder, hemos ignorado su más profundo significado, como todos los grandes secretos del universo se muestran tan evidentes que los ignoramos por completo, hace falta una mente inquieta, como un Isaac Newton, que se formule hasta las preguntas más elementales, o un Albert Einstein que vea el mundo como un niño, para que esos eventos cotidianos nos revelen sus secretos.
Atrapados en un mundo de tiempo y espacio, no nos damos cuenta que todo razonamiento y herramientas que nutren nuestro pensamiento, están constituidas de esas mismas cualidades finitas y limitadas. Necesitamos despojarnos de los prejuicios que nos impiden pensar con amplitud y que son construidos día tras día por nuestra cultura, sólo una mente limpia y desprevenida puede encontrar la verdad; “dejad que los niños vengan a mí” son frases místicas que muestran el camino para armar un rompecabezas filosófico que permite una clara visión de la estructura del universo; en los libros sagrados no están ocultas las verdades del universo, sólo permanecen veladas a los profanos, después de muchos esfuerzos de los científicos para desentrañar las ecuaciones que explican cada fenómeno, los resultados convergen a señalar que en un libro sagrado ya se describía con claridad y solo entonces nos parece evidente; a estas alturas ya te preguntas cuál puede ser el secreto velado tras la frase formulada hace 2000 años, y es comprensible que no te resulte evidente pues, además, debes reunir los demás elementos del rompecabezas: ¿Cómo promete el paraíso si el juicio es al final de los tiempos?, si todos mueren en diferente momento ¿cómo vamos al juicio al mismo tiempo?. Si resucitó al tercer día, ¿el juicio ya habría pasado? ¿Cómo puede ser el alfa y el omega, el principio y el fin al mismo tiempo? Muchas preguntas deben formularse antes de encontrar una respuesta. Sin embargo, es claro que nuestros prejuicios del tiempo y el espacio amordazan nuestro razonamiento, la física cuántica ya empieza a confrontar nuestros modelos de pensamiento y podemos vislumbrar las posibilidades imposibles tras una enigmática relatividad, aún inconclusa.

Olvidemos por un momento que el tiempo limitado y unidireccional, así como el espacio delimitado con un principio y fin, son la regla, y en vez de tratar de explicar el infinito y la eternidad, asumamos que el universo original se rige por estos conceptos, de tal forma que nuestro mundo realmente es una anomalía de dicho universo, una de tantas fracturas en las cuales se abre la posibilidad de evolucionar a través de un tiempo que estaría contenido en una eternidad, donde el conjunto de dimensiones donde se desarrollan los eventos, puede ser contada, estas fracturas serían los sueños de los dioses hindúes, como burbujas de las que se puede entrar y salir pero que nunca representarían una totalidad, sólo para el infeliz insecto, atrapado entre las fuerzas de dicho sistema, tal prisión sería su totalidad; fuera de tales burbujas no tendríamos tiempo, donde no hay tiempo no hay pasado ni futuro, todo es presente, se es el principio e igualmente el fin, sólo en nuestra burbuja de nuestro pequeño universo cada evento sucede a otro, nuestro mundo requiere de polaridades para poder existir, así como un antes y un después, también existe un blanco para un negro, un claro para un oscuro, un positivo para un negativo, etc. Es parte de la dinámica del movimiento, porque el movimiento está basado en principios de acción y reacción; todos estos principios nublan nuestro entendimiento, así que sólo podremos comprender lo que se base en ellos, porque incluso nuestro cerebro y las leyes bioquímicas que lo rigen están inmersas en tales leyes.

ORCA

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